NOTICIAS DESDE
NINGUNA PARTE
3ra Edición
Llegamos a nuestra tercera edición. No deja de sorprendernos cómo este proyecto, estas Noticias desde ninguna parte van cambiando, transformándose, edición tras edición. Parece, a ratos, como una sábana, que arropa, como una tela que se acopla, que toma la forma de cada cuerpo que lo ocupa. Que se amolda a sus particularidades, a su singularidad. Sin sus ocupantes, sin el volúmen y la densidad de sus presencias, esa sábana sería sólo un pedazo de tela, delgado, traslúcido, insignificante... sin vida. Cada grupo que ocupa este espacio virtual que hemos creado deja una huella, una marca, y hace casa, hace nido para el próximo en venir.
Este laboratorio ha querido ser, desde el comienzo, un espacio para las ideas, un lugar donde, al menos por unas semanas, los participantes suspendan (o, quizás pongan a descansar) sus programas ideológicos, y “bajen los fusiles”, para que se permitan entrar a la selva de la creación sin repelentes, sin agenda, sin gafas prestadas, totalmente desnudos, y entonces, y entonces… ver qué pasa. Poco se logra, porque decirse, se dice muy fácil y rápido, pero desprendernos de prejuicios y catequisismos es algo que no todos llevamos bien, y muchos no estamos dispuestos a poner en el caldero nuestras sacras creencias (empezando, incluso, por nosotros, los mismos convocantes).
Luego de haber bordeado en las dos ediciones anteriores las ideas / signos / imágenes de «el país» y/o «la pérdida», decidimos preguntarnos sobre las formas y no sobre el fondo. Entiendiendo que no hay una sin el otro. Entiendiendo que son dos vías de entrada a un mismo lugar: el de la creación. Nuestra premisa en esta ocasión fue «tensiones entre lo narrativo y lo no-narrativo». Y a partir de allí, una cascada de interrogantes e incertidumbres: «¿el cine como un relato o una experiencia poética? ¿puede acaso ser las dos cosas al mismo tiempo?», «historias clásicas vs. historias meditaciones», «¿una película que no sea prisionera de la trama?». Sin dejar de lado el planteamiento central del laboratorio: la creación de piezas audiovisuales que sean una suerte de correspondencia, una especie de carta hecha de imágenes y sonidos, que está dirgida a alguien, a veces no se sabe muy bien a quién, en esta ocasión cada uno de los participantes eligió su tema... su fondo. El lugar de misterio, de oscuridad, el enigma dentro de su propia historia, el lugar en donde querían poner la mirada. A lo largo de los últimos tres meses lo que hicimos, cómo de costumbre, fue preguntarnos por las sensaciones, las asociaciones y las ideas que los materiales de todos los participantes despertaban en nosotros. La huella que el otro nos imprime si nos dejamos atravesar por su mirada, por su singularidad. Al mismo tiempo, nos preguntamos por aquello que está en el medio, en el medio de todo lo que nos interesa, de todo lo que nos «llama»: entre lo narrativo y lo no-narrativo, entre lo clásico y lo experimental, entre lo sonoro y lo visual, entre la imagen y la palabra, entre lo que se ve y lo que no se ve, entre el ruido y el silencio. El «entre». Y es quizás allí, en esa ninguna parte del «entre», en ese lugar tan difícil de habitar, ese medio, esa cuerda floja entre los extremos, el centro de la experiencia que quisimos generar en esta tercera edición del laboratorio. No sabemos si estuvimos allí alguna vez, no sabemos si llegamos a rozarlo en algún punto. Sólo sabemos que lo estábamos buscando... y que seguiremos buscándolo. Es una búsqueda incómoda, que no tiene puerto seguro, y que no termina nunca, para fortuna nuestra.
No deja de fascinarnos la degustación de «lo humano» (¿de lo «venezolano»?) que son estas correspondencias. Cómo desde lo más íntimo de cada quién se va tejiendo una colcha de retazos, a lo «patchwork», y cada retazo tiene una textura, un color, una vibración distinta, una forma distinta y todas, juntas, aluden a lo mismo, a esa cruda condición humana de la que todos estamos hechos: dolores, afectos, ansiedades, pérdidas, distancias, cercanías, risas, viajes, de ida y vuelta, viajes sólo de ida... En fin, esperamos que las disfruten, tanto como hemos disfrutado nosotros el proceso de verlas nacer, tropezarse, crecer, romperse, recomponerse y, finalmente, florecer. Estas piezas son en realidad un compendio de procesos, nos cuesta verlos como el final de algo, al revés, los sentimos, en su gran mayoría, como el primer ladrillo de una casa que comienza a construirse, el primer paso en un camino que apenas comienza.
María Ruiz
Rober Calzadilla