Podríamos pensar que la autorreferencialidad es inherente al arte. Incluso decir que, de manera explícita o encubierta toda obra es autorreferencial porque siempre van fragmentos de vida del autor diluidos en ella, de manera voluntaria o involuntaria, consciente o inconsciente. Sin embargo, en un momento histórico en el que observamos y oímos una exacerbación del “yo” tan estridente gracias a los espacios que han ocupado las redes sociales en nuestras vidas y, valga la casi redundancia, en nuestras sociedades ¿qué lugar o desde qué lugar pensamos la autorreferencialidad en el cine? ¿qué puede mostrarse en el cine que no se muestre ya en la vitrina luminosa de las redes sociales? ¿acaso se trata ahora, más bien de no mostrar, de velar? ¿No se ha tratado, siempre, de eso? ¿O son las redes, el “yo” de las redes, un velo para algo más? ¿qué hay detrás de ese velo?.